lunes, 5 de julio de 2021

Capitulo 33

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Pepe mira a Rosario desilusionado. No le conmueven sus lágrimas. Está destrozado. José Fernando tiene un nudo en la garganta. Le duele ver el odio con el que lo mira Pepe pero siente que todo ha merecido la pena ya que está seguro que gracias a su mentira Pepe y Rosario han roto para siempre. Así lo sienten también ellos. Rosario no deja de llorar viendo irse a su amado. Pepe mira a su amada con los ojos llenos de lágrimas. Recuerda todas las veces que sus amigos le dijeron que se alejara de esa mujer que era una cualquiera y ahora les tiene que dar la razón. Se siente solo y abatido, no quiere ir a su casa para no ver a Sandra y no se puede refugiar en sus amigos porque siente que se reirían de él. Por su lado Rosario mira a José Fernando muy herida:

--¿¡porque me has hecho esto?¡

Todo el dolor que siente porque Pepe lo ha golpeado se manifiesta en forma de odio hacia esa chica:

--¡¡yo no voy a permitir que te rías de mi¡¡¡después de revolcarte en la cama conmigo no consiento que estés con tu novio como si tal cosa¡¡

Con todo el dolor que siente por una vida llena de desgracia, Rosario bofetea a ese hombre:

--¡¡eres un desgraciado¡¡

José Fernando la empuja controlando enormemente sus ganas de golpearla pero sí le escupe con mucho odio:

--¡¡y tú una zorra, yo no tengo la culpa que no te sepas sujetar las bragas¡¡

--¡¡fuera de aquí¡¡¡ 

José Fernando la mira con cinismo y le dice:

--¿vamos a preguntar a tu familia quién debe quedarse y quién irse? Porque querida, nadie te quiere. Así que mejor te vas tú...

Rosario se aparta de ese hombre pero no de el lugar. Quiere estar cerca de su hijo. Se queda en la capilla llorando:

--sé que me he portado bien, que renuncié a mi hijo. Pero no fue mi culpa. Es que tú tampoco me has puesto las cosas fáciles. Era solo una niña y tuve un hijo y no sé cómo. No estaba preparada para ser madre y se me hizo fácil la situación. Sé que nunca me sentí madre, que abandoné a esos muchachos pero todos los errores que yo haya podido cometer ya los he pagado. Tú sabes que yo no me fui porque quise y si crees que merezco un castigo más duro pues castígame pero a mi... no a mi hijo. Carmelo no tiene la culpa de mis errores. Yo pagaré mis culpas de la manera que tú quieras pero mi hijo no... con mi hijo no.

Rosario llora y reza con devoción mientras su hijo se debate entre la vida y la muerte.




Kiko está en su casa muy abatido. No se atreve a preguntar pero sabe que el muchacho que atropelló no ha muerto porque no ha sabido nada pero le angustian los remordimientos. El momento del choque se repite en su mente una y otra vez. Llaman al timbre, se altera pensando que puede ser la policía. No quiere abrir. Insisten.

--¡¡Kiko, tío, qué pasa? abre¡¡

Es Ángel. También se asusta. teme que ya sepa que se acuesta con su mujer y se lo quiere reclamar. Kiko se queda quieto y Ángel insiste.

--¡¡tío, si no abres voy a echar la puerta abajo¡

Kiko se da cuenta que hay preocupación en la voz de su amigo pero no reproche. Y le abre.

--ya era hora ¿que te pasa? ¡No sabía de ti y además supe que has pedido la baja¡¡

Kiko le hace pasar.

--La misma Dulce me dijo que te veía raro.

Kiko no puede más y rompe a llorar. Ángel lo abraza angustiado:

--¿¿que te pasa??

La preocupación de su amigo lo hace sentir un miserable pero necesita desahogarse con él y le dice:

--atropellé a un chico y lo dejé tirado... no sé si lo maté.

Ángel se sorprende pero apoya a su amigo:

--muerto no, lo sabriamos... ¿y quien es?

--No vi bien. me fui.

--¿¿como pasó?

--Me distraje y él se me tiró encima. ¿¿¡que hago??

--si se te tiró encima la culpa no fue tuya pero si lo dejaste... ¿estabas con alguien?¿alquien te vio?

Nervioso Kiko dice:

--no... estaba solo.

--si no se sabe nada es porque no pasó nada... tranquilo...

Aunque no se queda muy tranquilo si le hace bien hablar con su amigo.






Por su lado, Pepe llega a su casa. Su padre está jugando en la mesa con la niña. María Belén se alegra de verlo.

--¡¡papá, viniste¡¡

La niña lo abraza pero él no hace nada. Pepe padre se acerca a su hija y le dice:

--vete al cuarto, princesa, yo tengo que hablar con tu papá.

La niña besa al que cree su abuelo y deja solos a los dos Pepes. El hijo está destrozado, quiere descansar.

--¿tu aquí hijo?

--es mi casa, luego hablamos. Quiero ir a mi cuarto.

--Sandra vive aqui, está en tu cuarto. Ahora esta es su casa. Espero que no te opongas.

Pepe hijo no dice nada y se acerca al cuarto. Sandra, que está sobre la cama leyendo una revista del corazón, se sorprende al verlo. Él la mira tenso y le dice:

--¿estás dispuesta a que se haga la prueba de sangre con tu hija.?

--si.

--pues dale, y sí si es mi hija le daré mi apellido a la niña.

Sandra lo abraza:

--gracias, yo sabía que me ibas a cumplir...

lo quiere besar.

--no te confudas.--dice él rechazándola-- no habrá nada entre tú y yo.

--pero este es el único cuarto libre.

--no dormiré contigo..

--¿te vas de la casa?

--no, dormiré en el sofá.

--¿y que dirá nuestra hija?

--dile, lo que quieras. --dice duro.

Pepe sale a la terraza ya que es el único lugar en el que puede estar solo.


Dos días después... Sandra y M. Belén llegan al hospital para hacerse las pruebas de sangre con Pepe que las sigue detrás. Rosario está en la capilla rezando por su hijo. Antonia está viendo a Carmelo que no demuestra mejoría. Le toma de la mano. Llora.

--lucha, no me hagas esto. Lucha por tu vida. No me dejes sola. Yo no podría vivir si te mueres y menos por mi culpa.


A Pepe y a María Belén se le saca sangre.

--¿y cuando estarán los análisis? --dice Sandra ansiosa.

--en dos semanas --dice el médico.

--¿y son fiables? --Pepe.

--en un 99'9 por ciento.

--en 15 días sabrás la verdad, sabrás que tenemos una hija --dice Sandra haciéndose la mártir.

--¿porque no me quieres, papá? --pregunta la niña llorosa.

Él no la siente su hija, se siente incómodo en su presencia. Sale. Sandra y la niña detrás de él. A lo lejos ve a Rosario y le duele. Así que aprovecha que tiene a Sandra en frente y la abraza y la besa. Sandra responde con indiferencia. María Belén está feliz al creer que son una familia. Rosario lo mira con dolor, se iba a ir pero Pepe la llama. Se aceca a ella con Sandra de su mano y la niña detrás. Pepe y Rosario fingen indiferencia pero se están muriendo de dolor.

--que bueno que te veo. Sandra y yo estamos viviendo juntos y quería que lo supieras por mi.

Esta noticia es mortal para Rosario que se va llorando. Pepe se traga su dolor. Sandra sonríe con maldad. María Belén abraza a su falsa mamá contenta, Sandra finge ternura con esa niña a la que desprecia.

 


En la noche, mientras todos duermen, Sandra va a busca a Pepe que duerme en el sofá. Trata de provocarlo:

--vamos a la cama.

Él la rechaza:

--las cosas están claras.

--¿y porque le mentiste a tu ex?

--no me le mentí,  vivimos en la misma casa¡¡ --dice molesto.

--pero ella creyó lo que no es.

--¿y importa?

--no.

--¡¡pues haz tu vida y dejame en paz¡¡


Días después, Pepe hijo confirma que María Belén es su hija y aunque inicia los papeles para registrarla es su padre el que festeja esa noticia de la que estaba seguro.


Pasan 15 días más, Después de desmayarse en el hospital, Antonia ha sido sometida a un chequeo.

--debe ser por el estrés de estar pendiente de mi hermano.

--no, estás embarazada.

A Antonia se le desencaja el rostro al saber que espera un hijo de un hombre que cree su hermano.


En ese mismo hospital, Rosario ha reunido a Pepe y José Fernando.

--necesito un favor de los dos...

los dos hombres estan sorprendidos. A José Fernando le duele la rabia que ve en los ojos de su amado.

Con vergüenza pero no queriendo ocultarlo esta vez dice:

--estoy embarazada y necesito que os hagáis la prueba de sangre para saber quién de los dos es el padre. Necesito saberlo.

Pepe y José Fernando no salen de su asombro.




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Final

  Rosario y Pepe están conmocionados mientras que la policía se llevan los cuerpos de José Fernando y Lucas. En cierta manera, Pepe se sient...