sábado, 3 de julio de 2021

Capitulo 21

 





José Fernando está desnudo en casa de su tía, se da placer así mismo pensando en Pepe, en aquel día glorioso para él en el que lo vio desnudo. Se estremece de recordarlo. Cuando se relaja se viste.

--ya no volveré a ver a mi Pepe desnudo, tal vez esta sea la última oportunidad que tengo pero yo sé que él nunca se fijará en mi. Le gustan las mujeres pero yo quiero quedarme con el recuerdo bonito de Pepe, no quiero verlo con una cualquiera como esa.Él no puede pasearme su felicidad en las narices.

Sale de la habitación mirando esa casa:

--si yo tuviera dinero para poder comprar esta casa tendría excusa para volver pero no. Es el final.

Le duele pensar que tal vez no vuelva a ver a Pepe.

--si almenos pudiera tener una copia de esas fotos en las que estamos desnudos.

Su corazón late fuertemente:

--ahora tengo la oportunidad de pedírselas a Ángel.

Su timidez lo vence una vez más.

--¿y que le dirás? ¿qué excusa pondrás? Han pasado años, se verá raro que ahora quieras esas fotos.

El temor a que alguien descubra sus verdaderos sentimientos y deseos lo aterra y lo frena como siempre.

 


Pepe padre y Fátima están juntos en una cafetería. Se miran como dos enamorados. La mirada de él la ruboriza, se siente una adolescente y eso le gusta pero también le da miedo. Agacha la cabeza. Con dulzura le acaricia la barbilla y le levanta el rostro. Ella lo mira ruborizada.

--tienes unos ojos muy lindos. No quiero dejar de mirarlos.

Fátima suspira:

--mis ojos... ¿lindos?

--claro que sí. Eres muy bonita. Seguro que te lo han dicho muchas veces.

Aunque le gustan los halagos del hombre no está acostumbrada y además le da vergüenza:

--no sigas con eso. No me gusta.

El hombre la besa en la mano. Ella la aparta aunque le gusta. Mira a su alrededor:

--no hagas eso, nos pueden ver.

--¿y qué que nos vean? ¿Cuál es el problema? A mi me hace mucha ilusión que me vean con la mujer más linda del pueblo.

--yo no soy del pueblo, sabes que soy catalana.

Pepe sonríe con mucha ternura y dice divertido:

--pero sí eres bonita ¿ves? hasta tú misma lo dices. Luego te enfadas conmigo.

--yo no quería decir eso --dice ella con una amplia sonrisa.

La mujer tiene la cara iluminada, nunca se había sentido tan feliz.

--me gusta que sonrías. Eres tan bella.

--¿porque te burlas de mi? Soy muy poquita cosa.

--¡te prohíbo que vuelvas a decir eso¡¡eres una mujer que vales mucho.

Con amargura Fátima dice:

--mi marido no decía eso.

--tu marido era un bueno para nada --dice molesto.

--Por favor. No está bien hablar mal de los muertos.

--está bien, no te enojes. Yo te quiero demostrar que el amor también puede ser hermoso,  dame una oportunidad.

Fátima se levanta de golpe, lo mira asustada.

--no te vayas --le suplica él con ternura.

Ella sale de la cafeteria. Él deja un billete en la mesa y sale tras ella. Corre y la abraza por la espalda. La siente vibrar.

--suéltame --dice temblando.

--yo sé que sientes muchas cosas por mi, por favor, no te niegues esa oportunidad.

--es que no está bien.

Él se pone delante de ella y dice:

--¿¿porque?¡¡ eres una mujer libre. Hace años que estás sola... tienes derecho a rehacer tu vida.

--pero es que a mi me educaron que una mujer sólo debe ser de un hombre, del padre de su hijo. Yo ya cumplí mi ciclo. no tengo edad para el amor.

--¿¡pero qué tonterías son esas? Aún eres joven, bonita... podrías tener más hijos. Hijos conmigo.

Pepe habla desde el corazón y a ella le pone demasiado nerviosa tanta sinceridad.

--yo me voy --dice

Él la agarra de la mano

--no te vayas.

Ella lo mira llorosa, le gusta mucho ese hombre pero teme hacer una locura. También siente miedo, no quiere que la vuelvan a lastimar. Pepe agarra las dos manos de esa mujer, las besa:

--te quiero Fatima. Estoy tan enamorado de ti que yo...

Pepe no puede controlarse y acerca sus labios a los de la mujer. Y ella lo espera, lo desea pero a segundos que se produzca el beso, ella pone la mano en medio:

--no.

Pepe, que ya lo daba por hecho, y queda casi como en shock. Fátima se va corriendo. Cuando reacciona ella ya no está. Golpea la pared con rabia. Algunas lágrimas deslizan por su mejilla.



Fátima llega a su casa aturdida. No deja de pensar en el casi beso que se da con Pepe.

--tengo que ir, tengo que salir de este maldito pueblo y no volver. Después de todo el daño que me hicieron. No puedo volver a creer en el amor. La primera vez caí en esta trampa mortal pero ya no. No habrá una segunda vez, no la habrá.

La mujer se seca las lágrimas. En el interior de la casa se encuentra con Ángel.

--¿te pasa algo, tía?

--no, no.

Fatima quiere desaparecer y se acerca a las escaleras pero se lo piensa mejor y se acerca al joven:

--tú te vas a encargar de la venta de la casa no?

Aunque a Ángel le sorprende ya que nunca la mujer se metió en nada le dice:

--sí, tía.

--¿y crees que cueste?

--En realidad no, de hecho ahora iba a hablar con el primo.

José Fernando estaba bajando las escaleras y oye parte de la conversación. Quiere volver a arriba porque no desea que le digan nada de la venta de la casa pero Ángel se acerca a él:

--supongo que no te opones en vender la casa ¿no?

--bueno yo...

--tengo unos amigos que la quieren comprar, pagan en efectivo y una buena suma. Así que a no ser que tú tengas dinero para pagarnos a mi padre  y a la tía Antonia nuestra parte pues espero que no te opongas --Ángel.

Fátima habla por su hijo, le corre prisa alejarse del pueblo:

--sí, le parece bien. Así mi hijo y yo podemos irnos a casa.

José Fernando se muere de rabia, quiere buscar una excusa para quedarse pero no se le ocurre nada y es que tiene miedo de que sea descubierto. El silencio del chico lo toman como un sí y Angel dice:

--pues hablaré con mis amigos y en un par de días hacemos la venta.

Muy triste José Fernando vuelve a su cuarto y se tumba en la cama llorando. Golpea la almohada llorando de rabia.

--sólo espero que Lucas actúe rápido. No me puedo ir sin asegurar que a esta ramera también lo pierde.

El joven sonríe maquiavélicamente pensando en que va a ser la segunda vez que rompe una relación de Pepe:

--y espero que ya no le queden ganas de volver a confiar en una mujer, si no es para mi que no sea para nadie.





Muy triste Pepe padre llega a la casa. Su hijo sale de la ducha. Mojado y envuelto en una pequeña toalla. Su padre lo mira con cariño pero regañón le dice:

--ya te he dicho bien que antes de salir de la ducha te seques bien ¡¡mira como has puesto el suelo de mojado¡

--¿te pasa algo? ¿has llorado?

--No cambies de tema.

--No es eso. Es que te veo raro. No te pasa nada.?

Pepe Padre fuerza una sonrisa:

--no, todo está bien.


Al rato, José Fernando se ha citado con Lucas.

--¿y cual es tu plan? --Lucas.

--espera y ahora lo verás.

Lucas obedece. Entonces José Fernando ofrece  dinero a un vendedor de refrescos para que le ceda su lugar por un rato. Lucas se pone la ropa del vendedor que se va y Lucas, después que José Fernando le cuente su plan, se queda por ahí ofreciendo refrescos a la gente. Se agacha cuando ve a Rosario. Pone una droga, aprovechando que el carrito lo tapa, en un refresco y se acerca con un vaso y se lo ofrece a la chica:

--es una nueva promoción, refrescos gratis.

Rosario toma el vaso. A lo lejos José Fernando sonríe. Su plan ha salido bien, tendrán a Rosario drogada a su merced y podrán hacer lo que quieran con ella. 

--Pepe creerá lo que queramos,  si es que a Lucas no le apetece hacer algo y no tendría que ser mentira...

Los ojos del joven brillan con maldad.




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Final

  Rosario y Pepe están conmocionados mientras que la policía se llevan los cuerpos de José Fernando y Lucas. En cierta manera, Pepe se sient...